lunes, 4 de julio de 2011
No suelo hablar de este tema, ya que odio generar 'lastima' en los demás. Pero hoy siento que necesito descargarme... Mi vida es un gran rompecabezas. Como en cualquiera de ellos, se empieza bien, las piezas mas fáciles son las que ya están ahí, enganchadas unas con otras. A medida que pasa el tiempo, es mas difícil enganchar pieza con pieza y surge el enojo, la impotencia, las ganas de que se termine todo y decir ¡por fin termine el maldito rompecabezas! Mi vida en este momento esta en la etapa media, donde las piezas no encajan tan fácilmente, donde hay espacios en blancos llenos de dudas, donde invade la impotencia, la tristeza y los recuerdos; en la parte mas difícil. Y la verdad, quiero poder decir ¡termine! de una vez por todas. Tengo que admitir que tuve varias charlas claves, que me ayudaron a de a poco sumar piezas pero con eso lamentablemente no alcanza. Se que hay miles de cosas por saber, y que obviamente no son fáciles de entender por eso comprendo que todavía no me las dijeron. Gracias a dios, hoy pude hablar con una persona que me ayudo a sumar otras piezas. Me repitió cosas que ya sabia pero me sorprendió con otras. Comenzó diciendo que mi viejo no era un mal tipo, que tiene un corazón enorme, pero que lamentablemente nunca tuvo una buena enseñanza, un apoyo de su propia familia ni nada de eso, y que hizo que cayera en el vicio de la droga y ese tipo de cosas. Respire profundo y siguió; era una persona que se violentaba y que había tenido muchos problemas con mi vieja y hasta con mis abuelos, inconsciente de sus actos llego a levantarle la mano a ellos. Mi vieja quiso ayudarlo siempre, pero llego un punto que no podía soportarlo mas y ahí es cuando desaparece de mi vida. Ni siquiera él podía entender como pudo dejarme, ya que me aseguro que mi papa siempre tuvo un amor inmenso por mi. Me pidió perdón por ocultarme que lo había visto dos veces; una en una cancha donde le dijo que era básicamente un pelotudo en no buscarme y que si lo deseaba él lo iba a ayudar, pero aun así nunca apareció. La segunda y ultima vez que lo vio, fue en un hospital. Estaba internado y casi muere. Fue ahí cuando mis lagrimas no pararon de caer y empece a decirme a mi misma que tengo que agradecer que no paso, que no murió, que sigue acá y por algo es. Todavía sigo triste por eso, no me hubiera perdonado nunca que se haya ido de acá sin intentar buscarlo por lo menos. Cuando termino la charla, esta persona me prometió ayudarme en todo lo que yo necesitaba, que le averigüe donde puede estar así habla con el y si yo quiero, arreglaría para encontrarnos. El problema es que no se si quiero verlo, y si lo veo no se que decirle, que hacer. Pero me encantaría terminar el rompecabezas de una buena vez.